El Partido Revolucionario Moderno (PRM) se encuentra en una encrucijada crítica. Sus 146 diputados, que representan una mayoría abrumadora en la Cámara Baja, enfrentan una realidad que pone en peligro no solo su posición actual en el Congreso, sino el futuro mismo del partido. A pesar de los sacrificios personales y económicos que cada uno ha hecho para llegar hasta aquí, el respaldo que muchos esperaban del gobierno hacia sus equipos políticos de base simplemente no se ha materializado.
Es un denominador común en todo el país: la base del partido, que es el corazón y motor de cualquier movimiento político, siente que sus necesidades están siendo ignoradas. Y este descontento no solo afecta a quienes aspiraban a mejoras en sus comunidades; afecta directamente a los diputados del PRM, quienes en su mayoría no provienen de familias poderosas o millonarias, sino de sectores humildes que lucharon desde abajo para hacerse un lugar en la política.
La realidad es clara: si el gobierno sigue sin apoyar a la base, la presencia de muchos de ustedes en el Congreso será corta. Sus propios equipos políticos, aquellos que trabajaron incansablemente para llevarlos a sus escaños, necesitan respuestas y acciones concretas. Ignorar este clamor podría significar no solo una pérdida de apoyo en las próximas elecciones, sino también la posibilidad de que el PRM pierda el poder, y con ello, sus curules en el Congreso.
La solución está en sus manos. Unidos, tienen el poder de ejercer presión sobre el gobierno, de hacerle entender que la base necesita ser atendida y que sus demandas no pueden ser ignoradas. Negarse a aprobar propuestas enviadas por el Ejecutivo hasta que se tomen acciones políticas concretas en beneficio de las bases del PRM podría ser la clave para asegurar su permanencia en el Congreso y, a su vez, el futuro del partido en el poder.
Desde que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) asumió el poder en 2020, sus bases han protagonizado múltiples protestas debido a la insatisfacción con la distribución de empleos y la presencia de miembros de otros partidos en posiciones públicas. Este descontento comenzó poco después de la toma de posesión, cuando varios militantes, que habían trabajado arduamente durante la campaña, esperaban recompensas en forma de puestos gubernamentales. Sin embargo, el presidente Abinader insistió en mantener ciertas posiciones para personas con el perfil adecuado, independientemente de su afiliación política, lo cual generó una tensión notable.
Uno de los episodios iniciales ocurrió en San Juan, donde simpatizantes del PRM protestaron por la designación de funcionarios que no formaban parte de sus filas, mientras que en La Vega, la gobernadora expresó su compromiso de asegurar empleos para los perremeístas en lugar de miembros de otros partidos. Además, en el Instituto Agrario Dominicano (IAD), surgieron conflictos internos, y el director Leonardo Faña implementó medidas para resolver disputas sobre puestos, lo cual solo exacerbó el malestar.
Estas protestas reflejan una creciente frustración dentro del PRM, ya que muchos de sus miembros consideran que han sido dejados de lado en las decisiones de empleo y gestión del partido, lo cual podría impactar la estabilidad interna y su cohesión para las futuras elecciones.
Otro aspecto que los diputados del PRM deben considerar es el cambio notable en la actividad de las redes sociales. En el pasado, las bases del partido defendían abiertamente las decisiones y logros del gobierno en estos espacios; sin embargo, hoy el panorama es distinto. Las redes están dominadas por comentarios críticos, ya sea de opositores políticos o de ciudadanos sin afiliación partidaria, mientras que los perremeístas permanecen en silencio.
Un ejemplo claro fue la propuesta de reforma fiscal: pese a la petición del presidente del PRM de apoyar públicamente la iniciativa, la respuesta de la base y del ala política fue prácticamente nula. Esta falta de respaldo en redes refleja un posible desgaste en la conexión entre el liderazgo del partido y sus militantes, lo que podría tener implicaciones para su imagen pública y su capacidad de movilización.
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