En la República Dominicana se vive un dramático día a día con los actos delincuenciales expuestos ante la vista pública de sol a sol, y supuestamente puesto en conocimiento de la sociedad a través de presuntas «personalidades» interesadas en el buen funcionamiento del sistema de justicia y presuntamente a favor de la seguridad colectiva.
Hemos presenciado grandes casos de estafa, no a personas en particular o a micros negociantes sino más bien en perjuicio de la sociedad Dominicana en sentido general, como por ejemplo: la quiebra del banco BANINTER en el año 2003, lo cual degeneró en una gran crisis nacional que a la fecha el pueblo dominicano sigue pagando, y no tan solo el pueblo dominicano en tiempo presente sino; las segundas y terceras generaciones venideras.
Esto implicó alza de los productos de primera necesidad, alza de la energía eléctrica, alza del GLP, alza en la agropecuaria, alza de la prima del dólar, alza en los medicamentos, alza en los combustibles etc ..
En ese momento el entonces presidente de la República Hipólito Mejía, se vio compelido a salir del poder debido a la salida del sistema financiero de la República Dominicana del Banco Baninter y el caos subsiguiente que se prolongó por dos años antes de finalizar su gestión.
De igual manera fue quebrado BANCRÉDITO y el Banco Mercantil bajo un modus operandis parecido al desfalco al Banco BANINTER, pero con historias un tanto diferentes.
En el año 2008, la Segunda Sala de la Cámara Penal de la Corte de apelación del Distrito Naciona, condenó a 8 años de prisión a Manuel Arturo Pellerano, y al pago de una multa de dos millones de pesos. Mediante apelación logro salir 4 años más tarde, mediante la anulación de la sentencia emitida el 13 de julio del año 2012.
Este corto introito y breve reseña de esta investigación para poner en contexto las acciones actuales del periodista Ramón Tolentino, la hacemos para exponer ante la ciudadanía y el pueblo dominicano en general; el porqué «comunicadores» que están en la palestra como el antes mencionado no destacan ni resaltan temas que atañen y perjudican a millones de dominicanos como por ejemplo, el caso de la estafa al estado perpetrada por Hugo Beras, el caso de la compra de pinturas adjudicada al funcionario Neney Cabrera, el caso de ser suplidora del estado y funcionaria a la vez como lo fue el caso de Kimberly Castillo.
¿Dónde está el reloj de Tolentino contra los funcionarios de este gobierno? Entre todos los casos en que se han suscitado no hay un solo en el que un funcionario haya caído abatido sin ser procesado, sin mediar palabras, sin ni siquiera dejarlo presentarse ante un juez mediante un abogado. ¿O se puede decir que Ramón Tolentino es el protector de esa clase política que estafa al fisco? ¿y es el detractor de los que delinquen abajo, de los que tienen grajo, de los que roban celular, de los que roban motor y gallinas?
En un sistema clasista y doble moral no sorprende que cualquier persona «influencer» de renombre e incidencia en los medios de comunicacion, sea tomado para influenciar a grandes masas generando una falsa percepción, percepción de gran doliente por los males sociales, percepción de que le importa la recuperación socioeconómica, sin atacar la psociopatía que en primera instancia es el mal que predomina en la mayoría de los actores de la clase política en la República Dominicana.