La Presidencia de la República anunció recientemente que su espacio «La Semanal» con los miembros de la prensa entrará en una pausa hasta el mes de enero. En el comunicado, se adelantó que “La Semanal les desea felices fiestas, nos encontramos en el mes de enero”. Este es un mensaje claro de desconexión en un período en el que el gobierno de Luis Abinader debería replantear urgentemente su estrategia de comunicación. El momento es propicio para hacer una evaluación seria de la situación que enfrenta el presidente, tanto en su rol político como en el desgaste personal y mediático.
La actual estrategia de comunicación no solo es abrumadora para Abinader, sino que también es una de las más costosas de toda la historia del gobierno en la República Dominicana.
Este esfuerzo, tanto físico como mental, ya parece insostenible para un presidente que ha lidiado con una constante exposición mediática, a veces sin los resultados tangibles que se esperaban. Las respuestas constantes a situaciones políticas y económicas no están produciendo los frutos esperados ni ofreciendo soluciones que perduren en el tiempo.
En Hackeandoelsistema.net consideramos que el gobierno de Abinader necesita replantear su estrategia desde las bases. Una de las primeras medidas que sugerimos es el cambio en el vocero de la Presidencia, Homero Figueroa. Si bien es una figura destacada, el desgaste de su figura y la falta de respuestas contundentes a las críticas más recientes parecen ser factores que han contribuido al deterioro de la imagen del gobierno. La falta de conexión con el público y la postura defensiva ante cada incidente refuerzan una estrategia reactiva en lugar de proactiva.
A lo largo de los años, hemos sido testigos de cómo las promesas y la comunicación constante, sin resultados visibles, no logran calar en la percepción pública. A medida que el tiempo avanza, la política no solo se basa en discursos y anuncios, sino en la capacidad de llevar a cabo realizaciones concretas que hablen por sí mismas. Las acciones efectivas y palpables son la mejor publicidad que un gobierno puede tener. Mientras tanto, el desgaste comunicacional y la falta de propuestas claras en áreas claves como la economía y la seguridad solo alimentan la frustración popular.
La política es, en efecto, una ciencia que se aprende a través de la práctica y la experiencia. Sin embargo, también es necesario reconocer que no todas las estrategias deben ser cooperativas ni siempre a favor de los grandes acuerdos mediáticos. En lugar de seguir con una estrategia que parece más bien un esfuerzo constante de remendar imágenes, el presidente Abinader debería considerar un cambio hacia una comunicación más estratégica, basada en hechos reales y en la concreción de metas. La gestión debe ser la protagonista, no la retórica. Y es que, a veces, menos es más.
Desde Hackeandoelsistema.net, instamos a que el gobierno de Abinader comprenda que la política no se juega únicamente en el terreno de los medios de comunicación, sino también en la capacidad de ejecutar proyectos que respondan directamente a las necesidades de la ciudadanía.
Hasta que se dé un giro hacia la acción real, no se podrá esperar que los resultados mediáticos sean sostenibles. La política no es solo una cuestión de buena imagen, sino de resultados tangibles.
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