En un contexto donde la República Dominicana enfrenta desafíos críticos que requieren liderazgo, visión y planificación estratégica, el gobierno de Luis Abinader ha quedado en la mira de las críticas. Entre estas, destacan las palabras del Dr. Julio Hazim, figura prominente en el análisis político y comunicacional, quien ha calificado la gestión del presidente como un ejercicio de improvisación que carece de la preparación necesaria para enfrentar los problemas estructurales de la nación.
Hazim, con su estilo incisivo y directo, describe una administración que, en lugar de demostrar capacidad y previsión, parece más centrada en repartir cargos entre amigos y colaboradores sin una evaluación profunda de sus competencias. Esta acusación de improvisación, personificada en el nombramiento de figuras como Robertico Salcedo y otras decisiones cuestionables, pone en tela de juicio la seriedad con la que se selecciona el gabinete presidencial.
El desafío de liderar en tiempos de crisis
En momentos de crisis, un país necesita un «piloto de emergencia«, un líder capaz de tomar decisiones firmes, bien fundamentadas y orientadas al bienestar colectivo. Sin embargo, Hazim señala que Luis Abinader no cumple con este perfil. Argumenta que sus decisiones reflejan una falta de planificación y conocimiento sobre los pasos necesarios para enfrentar las dificultades actuales, desde la inseguridad hasta la deficiencia en la gestión pública.
Un caso emblemático es el estancamiento en la apertura de una cárcel, un proyecto terminado que sigue sin operar debido a trabas burocráticas y políticas. Este ejemplo encapsula la percepción de ineficiencia y falta de prioridad en las acciones del gobierno.
La improvisación como política de Estado
La denuncia de Hazim sobre un gabinete «improvisado» resalta un patrón preocupante en el gobierno de Abinader: una tendencia a abordar los problemas con medidas superficiales y reactivas, en lugar de soluciones estructurales. La política pública no puede gestionarse como un concurso de popularidad ni como un espacio para saldar compromisos personales o políticos.
Los ministerios y demás órganos del Estado deben ser dirigidos por individuos con experiencia, visión y capacidad para diseñar e implementar políticas efectivas. Sin embargo, el caso del Ministerio de Cultura, según Hazim, ilustra cómo las decisiones parecen basarse más en afinidades personales que en méritos profesionales.
¿Un presidente sin rumbo?
La crítica más dura del Dr. Hazim es que Abinader «no sabe lo que va a hacer». Esto pone de relieve una falta de dirección clara en el gobierno, una característica peligrosa en un contexto de incertidumbre global y desafíos internos apremiantes. Sin una hoja de ruta definida, el país corre el riesgo de continuar en un estado de parálisis y desconfianza en sus instituciones.
La gestión de un país no puede basarse en la improvisación. Requiere liderazgo, preparación y una visión a largo plazo. Las palabras del Dr. Julio Hazim son un llamado de atención, no solo para el presidente Luis Abinader, sino para toda la ciudadanía, sobre la importancia de exigir un gobierno competente y comprometido con el bienestar nacional.
En tiempos de crisis, la improvisación no es una opción; es una sentencia de fracaso. Si la administración de Luis Abinader no toma este mensaje en serio, el país podría encontrarse no solo sin un piloto de emergencia, sino sin rumbo en absoluto.
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