El pueblo dominicano ha sido testigo de una secuencia de gobiernos marcados por la corrupción, la incompetencia y el populismo desenfrenado que han arrastrado al país a un estado de desesperanza y caos. Durante 16 años, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), bajo los mandatos de Leonel Fernández y Danilo Medina, construyó un legado de avances costosos, manchados por una corrupción que drenó los recursos nacionales y empobreció moralmente a la nación. En el 2020, el pueblo dominicano decidió romper con ese ciclo de abusos y apostó por Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM), solo para descubrir que habían saltado de la sartén al fuego.
Luis Abinader, quien prometió cambio y esperanza, ha demostrado ser un líder sin rumbo, incapaz de sostener una postura firme a favor del país. Su gobierno no solo ha perpetuado las prácticas corruptas que juró erradicar, sino que además ha sumido al país en una inoperancia absoluta.
La República Dominicana enfrentan un costo de vida insostenible, servicios básicos en decadencia y una falta de dirección que deja al país a la deriva.
Es un hecho indiscutible que durante los gobiernos de Leonel y Danilo, aunque plagados de corrupción, el país logró algunos avances. Sin embargo, esos avances fueron adquiridos a un precio exorbitante, financiados por la corrupción y el despilfarro que dejaron un legado de deuda y desigualdad. Hoy, bajo la administración de Abinader, el costo de vida ha aumentado a niveles alarmantes, mientras los servicios públicos están en ruinas y el país se encuentra paralizado por la ineficiencia gubernamental.
Luis Abinader no tiene liderazgo ni visión. Su gobierno es una colección de promesas vacías y acciones inconsistentes que han llevado a la población a cuestionar su capacidad para gobernar. El país hoy se siente sin rumbo, atrapado entre la nostalgia por un pasado corrupto que al menos funcionaba a medias y un presente que no ofrece ni siquiera esa mínima estabilidad.
Es urgente que el pueblo dominicano despierte y deje de caer en las trampas del populismo y la demagogia. Los líderes como Luis Abinader, Danilo Medina y Leonel Fernández han demostrado que no son dignos de la confianza del pueblo. Todos ellos se presentan como serios y responsables, pero en realidad representan las mismas estructuras corruptas que han llevado al país al borde del colapso. Ya es hora de que la ciudadanía rechace a estos charlatanes y busque alternativas que realmente representen los intereses de la nación.
El futuro de la República Dominicana no puede seguir siendo decidido por quienes han demostrado ser incapaces de liderar con integridad y visión. Es momento de exigir un cambio real, un liderazgo honesto y comprometido que ponga los intereses del pueblo por encima de los suyos.
El tiempo de los corruptos, demagogos y populistas debe llegar a su fin. La República Dominicana merece mucho más que eso.
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