La República Dominicana carece de un aparato productivo suficiente para sostener las políticas sociales de “dádivas” del gobierno actual, refleja un debate creciente sobre la sostenibilidad fiscal y el modelo económico que impulsa la administración del presidente Luis Abinader, reelecto en 2024.
El Gobierno ha mantenido una amplia red de programas de protección social, incluyendo subsidios a combustibles, electricidad, agricultura y bonos familiares, además de inversiones en vivienda, salud y educación. Aunque estas medidas han reducido la pobreza y mejorado algunos indicadores sociales, su sostenimiento a largo plazo está siendo cuestionado por economistas y analistas que señalan una dependencia excesiva de la deuda externa y la falta de reformas estructurales que impulsen la productividad interna.
Desempeño económico general
La economía dominicana ha mostrado resiliencia, con un crecimiento del PIB real de 5.0% en 2024, superior al promedio mundial (3.2%) y regional de América Latina. Para 2025 se proyecta un 3.0% y un 4.3% en 2026, impulsado principalmente por el consumo privado, la inversión y las remesas.
Sin embargo, este crecimiento se basa más en la acumulación de capital —inversión en infraestructura— que en la productividad laboral o la innovación. El PIB per cápita subió un 34.16% entre 2019 y 2024 (de USD 8,603 a 11,541), pero la informalidad laboral ronda el 55.3%, limitando la creación de empleos formales y dignos.
Indicador | 2019 | 2024 | Proyección 2025 | Fuente |
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Crecimiento PIB real | – | 5.0% | 3.0% | Banco Mundial |
PIB per cápita (USD) | 8,603 | 11,541 | – | Presidencia RD |
Inflación | – | 5.8% (global) | – | MEPyD |
Informalidad laboral | – | 55.3% | – | MEPyD |
Balanza de pagos | – | Déficit US$1,763M | – | MEPyD |
El aparato productivo de la República Dominicana, sigue centrado en turismo, agricultura, minería y zonas francas. Aunque estos sectores aportan divisas, carecen de diversificación y eficiencia: los sistemas agroalimentarios pierden casi un tercio de su producción y generan un impacto ambiental considerable. La inversión extranjera directa fluye, pero concentrada en sectores exportadores, sin expandirse a industrias transformadoras o tecnológicas, y esa es la debilidad de la economia dominicana, que es mas notable en el actual gobierno de Abinider.
Políticas sociales y las “dádivas”
El Gobierno ha fortalecido los programas de protección social, destacándose:
- Subsidios y bonos: Ayudas a combustibles, agro y electricidad; programas como “Aliméntate” y tarjetas de asistencia familiar, que han beneficiado a más de 522,000 personas.
- Salud y educación: Ampliación de cobertura médica y programas de robótica educativa que impactaron a 42,237 estudiantes entre 2023 y 2025.
- Reducción de pobreza: Según CEPAL, la pobreza general bajó a 18.2% y la extrema a 4.9%, con avances en acceso al agua potable (de 81.8% a 86.5%) y en formalización laboral (el desempleo cayó a 8.9% en 2024).
No obstante, estas políticas se financian con un gasto público históricamente alto, y aunque alivian la pobreza, no logran romper el ciclo de dependencia estatal. El gasto social, como porcentaje del presupuesto, ha disminuido, dando prioridad a obras visibles —carreteras, acueductos— en detrimento de servicios básicos rurales.
Críticos definen el modelo como asistencialista, pues mitiga las carencias sin generar movilidad social real. La canasta básica sigue fuera del alcance: los ingresos promedio cubren apenas un 70% de su costo.
Desafíos de sostenibilidad
La deuda pública aumentó en US$19,000 millones durante el actual gobierno, mientras los intereses absorben gran parte de los ingresos fiscales. A esto se suma una balanza de pagos deficitaria.
La reforma fiscal en discusión (2024-2025) busca recaudar un 1.5% del PIB ampliando el ITBIS a alimentos no básicos. Sin embargo, economistas y líderes sociales advierten que afectaría a la clase media y baja, incentivando la informalidad y manteniendo las exenciones que favorecen a las élites empresariales.
El crecimiento económico depende de inversiones que apenas compensan la depreciación del capital, sin generar innovación ni empleos de calidad. El salario mínimo dominicano es el tercero más bajo de América Latina, según Bloomberg, y la inflación y el tipo de cambio en alza erosionan el poder adquisitivo.
Mientras tanto, PYMES y emprendedores enfrentan costos insostenibles, y la migración haitiana ocupa espacios laborales con sueldos bajos, lo que agrava las tensiones sociales y políticas.
Fortalezas y debilidades
Fortalezas | Debilidades |
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Crecimiento superior al regional; fuerte IED. | Alta deuda pública; 55% de informalidad. |
Reducción de la pobreza y expansión de subsidios. | Productividad baja e inflación persistente. |
Avances en vivienda, salud y educación. | Gasto social decreciente y modelo asistencialista. |
Opiniones y críticas
El debate en redes sociales y medios digitales es polarizado:
- Gobierno y defensores: Destacan los logros macroeconómicos, estabilidad y avances sociales.
- Opositores: Denuncian un modelo insostenible basado en endeudamiento, corrupción y manipulación electoral mediante “bonos” y “ayudas”.
- Leonel Fernández acusa al gobierno de inflar cifras y mantener bajos salarios.
- Margarita Cedeño habla de un “crecimiento excluyente” que no mejora la calidad de vida.
- Emprendedores expresan: “El modelo ahoga a los pequeños, mientras los grandes crecen con el Estado.”
Expertos como el historiador Roberto Cassá reconocen cierto avance en el aparato productivo, pero advierten que es demasiado lento. Economistas del Banco Mundial y del MEPyD insisten en reformas que fortalezcan el capital humano, fomenten la innovación tecnológica y mejoren la eficiencia fiscal para redistribuir los beneficios del crecimiento.
El aparato productivo dominicano sostiene el crecimiento actual, pero su baja productividad y escasa diversificación lo vuelven vulnerable ante el peso de las políticas sociales. Mientras el país exhibe cifras alentadoras en pobreza y crecimiento, la estructura económica sigue dependiendo de sectores volátiles y de deuda externa.
La República Dominicana avanza, pero sobre una base frágil. Sin una transformación productiva real, las “dádivas” sociales corren el riesgo de convertirse en pan para hoy y hambre para mañana, pero al parece nadie le dice eso al presidente Abinader.
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