Siempre que el ex alcalde Alfredo Martínez pedía a los concejales que aprobaran una reforma del presupuesto municipal, el aspirante y ya hoy alcalde Manuel Jiménez acudía a las puertas del palacio municipal para decir cuánto podía pensar en rechazar las iniciativas de El. Cañero.
Jiménez convocó a la prensa y a varias personas que quisieron acompañarlos. Estos eran siempre los mismos, incluso si estaban disminuyendo.
Ante él llegaron sus parciales, que desde el inicio aparcaron un vehículo equipado con un sistema de sonido desde el que gritaron su rechazo a las reformas presupuestarias exigidas a los regidores por El Cañero.
También rechazaron las transferencias de fondos recurrentes de capítulo a capítulo solicitadas por Martínez.
Él, Manuel Jiménez, vio en estas iniciativas de El Cañero simples actos de corrupción.
Sin embargo, las cosas están cambiando. Ahora es Manuel Jiménez, alcalde desde el 24 de abril, quien sigue pidiendo transferencias presupuestarias. (Ahora las reformas presupuestarias y las transferencias son buenas porque Manuel Jiménez las pide).
Para que conste, el año pasado, al elaborar el presupuesto municipal, Jiménez se jactó de que sería realista y se ajustaría a la realidad financiera de ASDE.
¡Cultivo y pluma, no más!
Si el funcionario se propone como eficiente y dotado de una gran capacidad administrativa, ¿cómo lo explica y pide la reforma del presupuesto que él mismo elaboró y que tiene menos de dos meses de ejecución?
Esto dice mucho de la capacidad de gestión y administración de Jiménez que, además, insiste en pedir que el mar declare por parte del Ayuntamiento un nuevo estado de emergencia municipal.
Parece más que obvio que el alcalde está en problemas.
Sin embargo, ante el aparente colapso de su administración, el presidente Luis Abinader se vio obligado a acudir en su auxilio, colocando al Ministerio de Obras Públicas y otras instituciones estatales de lleno en la SDE, lo que a largo plazo es bueno para el municipio.
Las apariencias sugieren que sin la decisión de Abinader de ayudar a Jiménez, Santo Domingo Este sería un desastre.
Y esa eventualidad sería un desastre dado el potencial y las legítimas aspiraciones de reelección del presidente Abinader.
Mientras tanto, el alcalde de la SDE luce cada día más y más solo y, en algunos espacios, se presenta con necesidad de caminar acompañado de un contingente de soldados para lidiar con él en el enfado de algunos. sectores.