La ruptura del PLD, facilitada por Fernández, resultó ser una jugada estratégica clave. Dividir el partido permitió al PRM, liderado por Luis Abinader, consolidarse como la opción de cambio en un momento en el que el PLD estaba desgastado tras años en el poder. Fernández, al formar La Fuerza del Pueblo, no sólo estableció una nueva plataforma, sino que también dejó al PLD en una posición debilitada frente a las elecciones, abriendo así una oportunidad para que el PRM ganara en 2020.
Es la única explicación lógica para entender cómo un gobierno puede actuar de manera tan torpe y, además, continuar ignorando a su propia base y al ala política de su partido. Las decisiones de Abinader parecen estar desconectadas de los intereses del PRM, lo que ha generado un creciente descontento entre sus miembros y ha debilitado las estructuras internas que sustentan el apoyo popular. Esta falta de atención a su base partidaria sugiere que las prioridades del presidente podrían estar en una agenda a largo plazo que no necesariamente incluye la continuidad del PRM en el poder más allá de su mandato.
En cuanto a los posibles candidatos presidenciales para 2028, todo parece indicar que el presidente Abinader buscará imponer a la vicepresidenta Raquel Peña como su sucesora, aun sabiendo que ella genera división dentro del partido y carece del respaldo necesario para consolidar las fuerzas que permitan retener el poder. Esta movida puede interpretarse como una jugada que debilitaría aún más al PRM, al no proponer una figura que unifique y fortalezca la base partidaria. De esta manera, Abinader parecería priorizar una sucesión simbólica sobre una estrategia real de continuidad en el poder, dejando al PRM en una posición vulnerable de cara a las elecciones de 2028.
Acuerdos Claves en el Senado y en el Consejo de la Magistratura
Según esta hipótesis, uno de los acuerdos habría sido el reconocimiento de La Fuerza del Pueblo como segunda mayoría en el Senado. Este acuerdo fue clave para consolidar la posición de Fernández en el escenario político, ya que le dio a su partido la representación y visibilidad necesarias para fortalecer su imagen. Además, la colaboración de miembros de FP en el Consejo de la Magistratura, como Omar Fernández y Tobías Crespo, junto con figuras del PRM, apunta a un equilibrio intencional que mantiene a ambas fuerzas en una oposición estratégica pero “suave”.
¿Qué Busca Abinader? Un Camino para Fernández en 2028
Este arreglo político beneficiaría a Abinader al garantizar su reelección para el periodo 2024-2028, con un apoyo implícito de La Fuerza del Pueblo y una oposición moderada. La falta de persecución de casos de corrupción contra Fernández y su círculo, al enfocarse principalmente en la administración de Danilo Medina, también sugiere un intento de preparar el camino para un traspaso de poder en 2028 hacia La Fuerza del Pueblo.
El Rol del Consejo de la Magistratura y Nombramientos Estratégicos
Los nombramientos estratégicos en el Consejo de la Magistratura y otras instituciones clave refuerzan esta hipótesis. Abinader ha colocado figuras aliadas, como Ricardo de los Santos en el Senado y Alfredo Pacheco en la Cámara de Diputados, mientras permite la presencia de representantes de La Fuerza del Pueblo, lo que parece reflejar un acuerdo que facilite la eventual transición de poder. Además, la posición de Napoleón Esteves en la Suprema Corte, un cercano aliado del presidente, asegura la permanencia de una estructura de apoyo judicial al PRM durante el periodo de transición.
¿Un Juego de Poder Planificado?
Si este acuerdo tácito realmente existe, indicaría que Luis Abinader está estratégicamente preparando el terreno para ceder el poder a Fernández en 2028, tras dos períodos de gobierno del PRM.
Esta estrategia beneficiaría a ambos, permitiendo a Abinader consolidarse como presidente reelecto y a Fernández posicionarse para un retorno triunfal al poder. Así, La Fuerza del Pueblo podría consolidarse como la fuerza dominante en la próxima década, mientras el PRM, habiendo cumplido su ciclo de dos mandatos, cedería el poder de manera controlada.
Este acuerdo sería uno de los movimientos más audaces en la política dominicana reciente, revelando una alianza entre antiguos adversarios que, aunque de naturaleza pragmática, muestra una visión a largo plazo y una complejidad que podría definir el futuro del país.
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