La República Dominicana vive una época de saturación informativa sin precedentes. Mientras los ciudadanos tratan de asimilar un tema, el gobierno lanza cinco más. Lo que parece una gestión llena de iniciativas y acciones, en realidad se perfila como una estrategia perfectamente diseñada para evitar que prestemos atención a lo fundamental: nos están robando el país en la cara.
Entre marzo y mayo de este año, la República Dominicana ha sido bombardeado con una lista interminable de temas que abruman hasta al más despierto:
- Las bocinas y la impunidad policial;
- La inmigración ilegal y los asentamientos de haitianos;
- Las polémicas mediáticas entre Sandra Berrocal y Pavel Núñez;
- Intentos de regulación a la libertad de expresión y castigo al «discurso de odio»;
- Las operaciones opacas de la Barrick Gold y las Tierras Raras;
- La promesa de vender energía a Puerto Rico;
- Las alarmantes declaraciones de Jochi Gómez;
- Infraestructuras a medio hacer como el Metro de Los Alcarrizos, el Tren del GSD, el puente de la 17, o las eternas 143 «medidas» para el tránsito;
- El ONESVIE como organismo de supervisión de infraestructuras (¿cuándo nació esto y quién lo supervisa?);
- Escándalos en el MIVED con el proyecto «Mi Vivienda»;
- Regalos masivos de títulos de propiedad sin planificación real;
- La peligrosa cultura del motoncheo y la violencia en las calles;
- El alto costo de la vida y las inconsistentes subvenciones al combustible;
- La incertidumbre sobre la cesantía y la reforma del Código Laboral;
- Y la novela interminable del Jet Set y sus aristas sociales y legales.
¿A qué responde esta avalancha? A lo que muchos ya comienzan a ver como una estrategia de infoxicación. No se trata solo de mala gestión. Es un modelo de desorientación colectiva, donde se lanzan tantos temas simultáneamente que ningún escándalo permanece lo suficiente en el foco público como para generar consecuencias reales. Nadie rinde cuentas. Nadie soluciona nada.
Y al centro de esta orquesta de distracción está el presidente Luis Abinader, cuya imagen de gestor moderno ha servido como pantalla para los verdaderos actores del poder económico y político: una élite parasitaria, que administra el Estado como una empresa privada. Una cúpula de duques, como bien los define el pueblo, que ha tomado al Estado por asalto, utilizando a Abinader como un testaferros decorativo.
No hay un solo tema que se haya resuelto con eficacia. Ningún problema ha sido abordado con profundidad. No existe una narrativa de país ni un rumbo claro. Solo una constante histeria colectiva, provocada por la sobrecarga de temas mal manejados, mal explicados y peor ejecutados.
Estamos ante un deterioro masivo de todas las instituciones públicas. Y como bien dice el refrán: a río revuelto, ganancia de pescadores. Pero en este caso, los pescadores no son humildes trabajadores del mar, sino multimillonarios y políticos sin escrúpulos que se están llevando millones… y millones.
¿Hasta cuándo dejaremos que nos distraigan con ruido? ¿Hasta cuándo permitiremos que se repartan el país mientras discutimos banalidades en redes sociales?
Es hora de enfocar. De seleccionar un tema, exigir rendición de cuentas, y no soltarlo hasta ver soluciones concretas. Solo así romperemos el ciclo de la infoxicación y recuperaremos el control ciudadano en la República Dominicana.
Y mientras algunos hacen espectáculos noticiosos, en Hackeandoelsistema.net hacemos periodismo. Lo nuestro es memoria con contexto, no show con libreto.
No te olvides de crear tu perfil en HES Social para que puedas comentar cualquier noticia, subir tus denuncias y compartir tus opiniones con la comunidad.

Si te parece interesante este articulo, difúndelo con tus amigos.
Te dejamos nuestros más reciente análisis: Santo Domingo Este habla: regidoras Fior Arias del PRM y Isabel Pérez del PLD cara a cara