Hoy, 19 de marzo, conmemoramos un aniversario más de la Batalla del 19 de Marzo, una fecha que simboliza la lucha por la soberanía y la identidad nacional de la República Dominicana. Sin embargo, en este contexto histórico, es imperativo reflexionar sobre la actual situación migratoria y sus implicaciones en nuestro país.
La batalla del 19 de marzo o batalla de Azua fue la primera gran batalla en defensa de la República Dominicana contra el ejército haitiano y se libró el 19 de marzo de 1844. Una fuerza de 2500 soldados dominicanos que fueron reclutados para enfrentarse con el ejército haitiano, una parte del ejército del sur, estaba dirigido por el general Pedro Santana, derrotaron a 10,000 soldados del ejército Haitiano encabezados por el General Souffront.
Cantidad de haitianos ilegales en el país
La inmigración haitiana hacia la República Dominicana ha sido una constante a lo largo de nuestra historia. Según estimaciones, la población de origen haitiano en nuestro territorio supera los 2 millón de personas, incluyendo tanto a inmigrantes como a sus descendientes. Esta cifra representa una proporción significativa de nuestra población total, lo que plantea desafíos en diversos ámbitos.
Gastos que incurre el gobierno en servicios a haitianos
La presencia de una numerosa población inmigrante implica una carga económica considerable para el Estado dominicano. Uno de los sectores más afectados es el de la salud pública; se ha reportado que cerca del 40% de los partos en hospitales públicos corresponden a ciudadanas haitianas, lo que incrementa los costos operativos y la demanda de recursos en el sistema sanitario. Además, la educación y la seguridad son áreas donde el gobierno debe destinar fondos adicionales para atender a esta población, lo que puede afectar la calidad y disponibilidad de estos servicios para los ciudadanos dominicanos.
Peso social y cultural de la inmigración haitiana
La integración de una comunidad tan numerosa conlleva desafíos sociales y culturales. Si bien la diversidad puede enriquecer nuestra cultura, también es cierto que una inmigración no regulada puede generar tensiones sociales, competencia por empleos y presión sobre los servicios públicos. La falta de políticas efectivas de integración y control migratorio puede conducir a la formación de comunidades marginalizadas, aumentando la desigualdad y potencialmente la conflictividad social.
Negligencia del gobierno y llamado al empoderamiento de la sociedad
Es evidente que las autoridades han mostrado una actitud evasiva respecto a la problemática migratoria. Tanto los actuales gobernantes como aquellos que aspiran al poder han evitado abordar este tema con la seriedad y responsabilidad que amerita. Esta inacción representa una negligencia que afecta directamente a la población dominicana, comprometiendo nuestra calidad de vida y nuestra identidad nacional.
Ante esta situación, es fundamental que la sociedad civil tome un rol activo y se empodere para exigir soluciones concretas. Debemos organizarnos y presionar enérgicamente al gobierno para que implemente políticas migratorias claras y efectivas, que regulen la entrada y permanencia de extranjeros en nuestro territorio, garantizando el respeto a nuestras leyes y la protección de nuestros recursos.
En este día de conmemoración, recordemos el espíritu de lucha y defensa de nuestra soberanía que caracterizó a nuestros antepasados. Es nuestra responsabilidad continuar su legado, enfrentando los desafíos actuales con determinación y unidad, para asegurar un futuro próspero y equilibrado para la República Dominicana.
La Batalla
El 19 de marzo de 1844 se produjo en Azua el enfrentamiento de las tropas dominicanas lideradas por el general Pedro Santana y las tropas haitianas encabezadas por el presidente haitiano, Charles Hérard Ainé. Esta justa implicó el inicio del afianzamiento de las ideas de independencia que se pusieron de manifiesto en el trabucazo del 27 de febrero de 1844. Con la división del ejército haitiano, Hérard pretendía unir la columna del sur con la del norte para atacar a Azua, pero las tropas dominicanas, dirigidas por Fernando Taveras, Vicente Noble, Dionisio Reyes, y Pedro Santana las fuerzas del General Broum que estaban posicionadas en las Marías, desarrollándose el primer combate en la fuente de Rodeo.
Por otro lado, las tropas del general Souffrand avanzaron hacia Azua, enfrentándose en el Paso de la Hicotea con los dominicanos comandados por Manuel Mora. Las tropas de Hérard pasaron por los Jovillos persiguiendo a Luis Álvarez, pero las tropas dominicanas del General Lucas Díaz, apostadas en el Paso del Jura, atacaron al ejército haitiano.
El 19 de marzo en la mañana comenzó la Batalla, el General Hérard organizaba su ejército con el fin de atacar a las tropas dominicanas, pero los dominicanos atacaron a los haitianos que avanzaban por El Camino de los Conucos. El enemigo fue rechazado por el cañón de Francisco Soñé, cuyos impactos dejaron decenas de muertos y un enorme terreno despejado por la metralla en las que minutos antes habían sido compactas filas enemigas.
Los comandantes dominicanos, aprovechando el terror causado por la metralla, ordenaban cerradas descargas de fusilería y cargas a machete, motivando que el pánico se apoderara del enemigo y emprendieran la retirada. Al ser decapitado el comandante haitiano Vicent Jean Degales por los comandantes Matías de Vargas, José Leger y Feliciano Martínez, sus tropas (noveno y décimo regimiento) se desplegaron en desorden por falta de jefe. Poco después las tropas haitianas que avanzaban por El Camino del Barro (segundo y sexto regimiento), fueron sorprendidos por el contingente de azuanos, quienes apoyados por la fusilería de Nicolás Mañón, se lanzaron en un asalto de machete que sembró el terror y la muerte.
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