En Hackeando el Sistema no contamos con agencias de inteligencia, informantes infiltrados ni presupuestos multimillonarios para operaciones encubiertas. No tenemos el acceso de los medios tradicionales ni el amparo de grupos de poder. Sin embargo, una y otra vez, logramos anticipar, entender y predecir los movimientos del gobierno dominicano con una facilidad alarmante.
Y eso es preocupante.
No porque nos enorgullezca demostrar que el gobierno Dominicano opera con un nivel de torpeza predecible, sino porque si nosotros—sin recursos—podemos ver a través de su estrategia, cualquiera con los peores intereses y con más medios puede hacer lo mismo.
La transparencia involuntaria de un gobierno improvisado
Un gobierno funcional y serio entiende que la política es un juego de estrategia, donde los movimientos deben calcularse con precisión para evitar filtraciones, resistencia o fracaso en la ejecución. Pero en República Dominicana, la gestión pública parece más un juego de mesa infantil: cada pieza se mueve siguiendo un patrón obvio, predecible y sin ninguna intención de engañar a nadie.
Desde la distribución de fondos hasta la asignación de contratos, las decisiones políticas son tan transparentes en su torpeza que se exponen solas. No es necesario un análisis profundo para detectar clientelismo, corrupción o improvisación; los mismos actores políticos lo muestran sin darse cuenta, dejando rastros que cualquier observador atento puede seguir.
Los patrones que revelan su juego
En Hackeando el Sistema hemos identificado patrones que se repiten en cada administración:
- Crisis creada, crisis solucionada: Se generan problemas artificiales para luego vender la solución como un logro del gobierno.
- Reacciones tardías y mal ejecutadas: Se espera hasta que la crisis estalle para responder con medidas improvisadas.
- Corrupción a plena vista: Contratos y licitaciones que favorecen a los mismos grupos de poder sin siquiera disimularlo.
- Uso predecible del populismo: Cuando el gobierno está en aprietos, lanzan una obra, una promesa o una campaña de distracción.
- Manipulación mediática básica: Filtraciones «convenientes» a la prensa aliada para desviar la atención de escándalos más graves.
Es una estructura tan obvia que no se necesita un equipo de analistas para exponerla. Lo más grave es que si nosotros, con recursos limitados, podemos anticipar sus movimientos, cualquier actor externo con malas intenciones—y con más poder—también puede hacerlo, poniendo en riesgo la soberanía del país y la seguridad de su gente.
La vulnerabilidad de un Estado sin estrategia
Un gobierno Dominicano que no sabe ocultar sus movimientos es un gobierno vulnerable. Si Hackeando el Sistema puede develar su esquema sin acceso a información privilegiada, ¿Qué podría hacer un grupo con intereses oscuros y financiamiento ilimitado? La falta de sofisticación en la toma de decisiones gubernamentales no solo es un problema interno, sino una invitación abierta para que actores externos manipulen el país a su conveniencia.
Nuestra labor no es solo exponer, sino advertir. La República Dominicana no puede seguir gobernada por la improvisación y la mediocridad. La transparencia es un valor cuando es intencional y busca el beneficio de la población. Pero cuando se trata de una transparencia involuntaria producto de la incapacidad, lo que tenemos no es un gobierno abierto, sino un gobierno expuesto.
Y esa es la peor vulnerabilidad de todas.
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