La semana pasada, el presidente Luis Abinader demostró su astucia política al llevar a cabo un cambio estratégico en el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT) de la República Dominicana.

En esta movida, el teniente general Carlos Luciano Díaz Morfa nombró al coronel del Ejército Freddy Soto Thormann como nuevo director del CESFRONT, un nombramiento que ha generado un profundo impacto en la escena política del país.

Lo que hace que este movimiento sea particularmente inteligente es la neutralización de una voz experta en seguridad como el general retirado José Miguel Soto Jiménez, quien es padre del nuevo director del CESFRONT.

Soto Jiménez, ex ministro de las Fuerzas Armadas, se había destacado por su conocimiento en temas de seguridad y, en particular, por su preocupación por la situación en la frontera y la cuestión haitiana, una preocupación que resuena fuertemente entre la población dominicana.

El presidente Luis Abinader ha demostrado que entiende la importancia de la política y cómo la percepción pública puede influir en la toma de decisiones.

Mantener a una figura tan influyente como Soto Jiménez en una posición donde podría expresar públicamente sus opiniones y denuncias sobre la seguridad fronteriza y la política hacia Haití habría sido un riesgo político innecesario.

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Al designar a Freddy Soto Thormann como director del CESFRONT, el presidente Abinader no solo asegura el control de esta entidad estratégica, sino que también evita posibles conflictos de intereses y la posibilidad de que el tema fronterizo se convierta en un foco de atención negativo para su gobierno.

Esta movida política demuestra que Abinader está dispuesto a tomar decisiones tácticas para fortalecer su posición y mantener el control sobre los temas críticos para el país.

En resumen, este cambio en el CESFRONT es una jugada maestra de Luis Abinader que refleja su habilidad para navegar en el complejo mundo de la política.

Al neutralizar una voz influyente y preocupada por la seguridad fronteriza, el presidente demuestra su determinación para mantener el control y la estabilidad en un tema tan delicado como la frontera y la relación con Haití.

Este movimiento estratégico deja claro que Abinader está dispuesto a tomar decisiones audaces para asegurar el éxito de su gobierno.

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