El presidente Luis Abinader ha demostrado, desde el inicio de su mandato, una preocupación recurrente por la situación en Haití, país que enfrenta graves problemas de inestabilidad política, violencia por parte de bandas criminales y una crisis humanitaria crónica. En diversos foros internacionales, como la Asamblea General de las Naciones Unidas, Abinader ha insistido en que la comunidad internacional debe intervenir para estabilizar Haití. Sin embargo, esta postura ha generado críticas dentro de la República Dominicana, donde muchos consideran que su enfoque debería ser la defensa de los intereses dominicanos, especialmente ante la carga social y económica que representa la migración haitiana en el país.
Abinader en la ONU: ¿Por qué pide por Haití?
En varias ocasiones, Abinader ha utilizado su plataforma internacional para pedir acciones concretas sobre Haití. En su intervención en la Asamblea General de la ONU en 2021, señaló que la comunidad internacional debía asumir «de manera urgente y decidida» la situación haitiana, pidiendo la formación de un acuerdo integral que aborde los problemas estructurales del país. Repitió este mensaje en la ONU en 2022, solicitando nuevamente una intervención internacional que ayudara a controlar el caos en Haití y advirtiendo sobre las repercusiones que esa inestabilidad tiene sobre la República Dominicana.
En 2023, Abinader regresó a la ONU y reiteró su llamado, afirmando que la crisis en Haití ya no es un problema solo haitiano, sino una amenaza a la seguridad regional. Insistió en que sin un esfuerzo internacional coordinado, Haití seguiría siendo un «Estado fallido», lo que indirectamente afecta a la República Dominicana al agravar la presión migratoria y los problemas económicos y sociales derivados.
La carga económica y social de los haitianos en la República Dominicana
La preocupación de muchos dominicanos radica en que mientras Abinader busca soluciones para Haití, la República Dominicana sigue soportando una carga significativa debido a la migración haitiana. Según estimaciones del Banco Central, la población haitiana representa cerca del 10% de la población dominicana. La gran mayoría de estos migrantes son indocumentados, lo que ha generado tensiones en varios sectores.
Impacto en la economía y el sistema de salud
Uno de los mayores costos para el país es el impacto en los servicios públicos. El sistema de salud dominicano, ya de por sí limitado, se encuentra desbordado en muchas zonas fronterizas y urbanas debido a la cantidad de haitianos que requieren atención médica. Se ha reportado que en algunos hospitales, como el Hospital General Melenciano en Jimaní, el 40% de los partos corresponde a mujeres haitianas, lo que representa un gasto que no es reembolsado por ningún organismo internacional.
El mercado laboral también se ha visto afectado, especialmente en el sector informal. Muchos haitianos son empleados en la construcción, la agricultura y el servicio doméstico, donde aceptan salarios más bajos que los dominicanos, lo que ha creado tensiones en el mercado de trabajo. A pesar de ello, los salarios bajos y las condiciones de trabajo precarias también han generado críticas desde sectores que consideran que los haitianos son explotados laboralmente.
Educación y recursos limitados
El sector educativo es otro ámbito en el que la presión migratoria ha tenido efectos notables. El aumento en la matrícula de niños haitianos en escuelas dominicanas, especialmente en áreas fronterizas, ha sobrecargado un sistema que ya enfrenta dificultades para atender a la población local. Las autoridades han advertido sobre la falta de cupos y de recursos para atender adecuadamente a todos los estudiantes, lo que agrava la calidad de la educación en general.
El dilema de las deportaciones
A pesar de la insistencia del gobierno en que se realizan deportaciones regulares de haitianos indocumentados, la realidad es que estas acciones no han sido suficientes para frenar el flujo migratorio. La frontera entre Haití y República Dominicana es extensa y, a pesar de los esfuerzos para controlar el paso, las denuncias de corrupción y complicidad en los puntos fronterizos siguen siendo comunes. El propio Abinader ha reconocido las limitaciones del Estado para controlar totalmente la frontera, y aunque se han anunciado planes para la construcción de una verja perimetral, los avances han sido lentos.
Sin embargo, muchos dominicanos creen que Abinader debería enfocar sus peticiones internacionales no en la estabilidad de Haití, sino en una ayuda directa a la República Dominicana para gestionar de manera efectiva las deportaciones y cerrar la frontera de manera más eficiente. Exigen un esfuerzo coordinado para implementar deportaciones humanitarias masivas y, al mismo tiempo, garantizar que los recursos nacionales sean utilizados en beneficio de los ciudadanos dominicanos.
Abinader: ¿Gobernando para Haití o para la República Dominicana?
Las críticas a Abinader surgen de la percepción de que su insistencia en pedir ayuda para Haití distrae de los problemas que enfrentan los dominicanos debido a la presencia masiva de haitianos en su territorio. Si bien es cierto que la crisis en Haití tiene repercusiones directas en la República Dominicana, muchos ciudadanos esperan que el gobierno priorice sus intereses. Los recursos limitados del país se ven sobrecargados por la presencia de migrantes haitianos, y muchos consideran que el gobierno debería ser más firme en sus políticas migratorias, enfocándose en soluciones internas como las deportaciones masivas y el cierre efectivo de la frontera.
El llamado a la comunidad internacional debería, según estos críticos, ser un llamado a proteger a los dominicanos y garantizar que los recursos del Estado se utilicen en beneficio de su propio pueblo. En lugar de seguir pidiendo ayuda para Haití, Abinader podría utilizar su plataforma internacional para asegurar recursos que fortalezcan la soberanía y estabilidad de la República Dominicana, un país que ya ha soportado durante décadas el peso de los problemas de su vecino del oeste.
En conclusión, aunque la situación en Haití es preocupante y merece atención, la prioridad del gobierno dominicano debe ser proteger los intereses de su propio país. Los dominicanos esperan que Abinader actúe con firmeza para aliviar la presión social y económica que representa la migración haitiana, priorizando la seguridad y el bienestar de su pueblo por encima de los intereses de Haití.
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