La política dominicana siempre ha sido un terreno de sorpresas, alianzas inesperadas y estrategias cuidadosamente calculadas. En este contexto, enl Hackeando el Sistema hemos planteado una hipótesis intrigante sobre el futuro político de la familia Abinader, específicamente en torno a la posibilidad de que Raquel Arbaje, actual primera dama de la República Dominicana, aspire a la nominación presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM) para las elecciones de 2028.
Esta teoría sugiere que, ante la falta de una estructura política sólida de la vicepresidenta Raquel Peña y el candado constitucional que impediría una nueva reelección de Luis Abinader, Arbaje podría ser la carta estratégica de la familia para mantener el poder político y consolidar el legado del actual mandatario. A continuación, exploramos esta hipótesis desde una perspectiva crítica, incorporando contexto político, ejemplos regionales y el análisis de expertos.
Contexto político: las declaraciones de Abinader y el vacío de liderazgo
En mayo de 2024, tras ser reelecto con el 57.45% de los votos, el presidente Luis Abinader afirmó categóricamente que no buscaría un tercer mandato:
“No volveré a ser candidato, es mi palabra, es mi compromiso y será parte de mi legado en la República”.
Aunque sus palabras fueron bien recibidas por sectores que rechazan la reforma constitucional para la perpetuación en el poder, su anuncio creó un vacío de liderazgo dentro del PRM. Un partido que, aunque joven, ha sido modelado en gran medida en torno a la figura del presidente.
La politóloga Rosario Espinal sostiene:
“El PRM es un partido personalista, y sin Abinader, el proyecto carece de un centro gravitacional”.
En este escenario, la pregunta clave es: ¿Quién puede llenar ese vacío sin desmembrar al partido ni permitir el regreso del PLD o la consolidación de nuevas fuerzas como la Fuerza del Pueblo?
Raquel Arbaje: ¿una candidata con potencial en el PRM?
La primera dama ha sido más que una figura decorativa. Desde el inicio de su rol en 2020, Raquel Arbaje ha impulsado iniciativas como:
- La promoción de la salud mental y la niñez.
- Programas para prevenir uniones tempranas.
- La introducción de tecnología 3D para prótesis médicas, una innovación inédita en el país.
- Su participación directa en la gestión de ayudas sociales en momentos de crisis, como la pandemia o huracanes.
Además, no es ajena a la política partidaria: fue parte de los fundadores del PRM y coautora del himno del partido, lo que demuestra un vínculo ideológico y estructural más allá de lo conyugal. Su tono comunicacional empático, manejo inteligente de redes sociales y cercanía con las bases del partido —especialmente con las mujeres y los jóvenes— la convierten en una figura potencialmente presidenciable.
El politólogo Juan Carlos Guerra resalta:
“Si bien en América Latina la primera dama suele jugar un rol protocolar, en casos como el de Cristina Fernández de Kirchner o Rosario Murillo en Nicaragua, se ha demostrado que la figura puede evolucionar hacia el liderazgo efectivo”.
Raquel Peña: ¿una candidata débil en el PRM?
Aunque es la vicepresidenta de la República, Raquel Peña no ha desarrollado un perfil político de alto impacto. Su llegada a la boleta de Abinader fue percibida como una selección técnica, pensada más para sumar credibilidad empresarial que para construir una figura de poder.
Según Amanda Adames, excolaboradora de su equipo:
“Es muy eficiente como gestora, pero no genera tracción política. Las bases no la sienten como líder”.
Además, Peña no ha construido una estructura propia, ni ha demostrado interés en disputar el liderazgo interno. Esto deja un flanco abierto para que otra figura —como Arbaje— entre con fuerza en la conversación presidencial.
El plan estratégico de la familia Abinader
El caso de Raquel Arbaje se alinea con estrategias familiares de continuidad política que han ocurrido en otras democracias latinoamericanas. Ejemplos incluyen:
- Cristina Kirchner, esposa del expresidente Néstor Kirchner, asumió la presidencia en Argentina.
- Keiko Fujimori en Perú, hija del expresidente Alberto Fujimori, fue candidata presidencial en varias ocasiones.
- Rosario Murillo en Nicaragua, que pasó de ser primera dama a vicepresidenta bajo el régimen de su esposo, Daniel Ortega.
En todos estos casos, las familias buscaron preservar su proyecto político utilizando un nuevo rostro, pero con el mismo capital simbólico.
Según el consultor argentino Carlos Fara:
“Las dinastías políticas, cuando funcionan, lo hacen porque logran representar continuidad sin parecer imposición”.
Hackeando el Sistema planteó que una señal clave sería que Abinader no asuma la presidencia del PRM en su segundo mandato. Esto permitiría a Raquel Arbaje entrar al ruedo sin que se perciba como un proyecto estrictamente personal del presidente. Esto, además, ayudaría a neutralizar críticas sobre nepotismo o abuso de poder.
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Raquel Arbaje PRM