La reciente Reforma Constitucional impulsada por Luis Abinader ha suscitado un intenso debate sobre su impacto en la soberanía nacional de la República Dominicana. Muchos críticos argumentan que esta reforma representa una estocada mortal a la independencia del país, al abrir la puerta a interpretaciones que favorecen la intervención de organismos internacionales y la presión de potencias extranjeras.
En un contexto donde la identidad y la autodeterminación dominicana se ven amenazadas, la reforma se convierte en un punto focal de preocupación para aquellos que defienden la integridad territorial y los derechos del pueblo dominicano frente a la creciente influencia haitiana y las demandas internacionales. La cuestión que se plantea es: ¿hasta qué punto esta reforma, lejos de fortalecer la soberanía, la socava en beneficio de intereses ajenos?
La situación actual de la República Dominicana bajo la administración de Luis Abinader puede analizarse a partir de diversos factores que afectan la soberanía, la economía y el panorama social del país. A lo largo de las décadas, se ha observado una constante presión de organismos internacionales y países como Estados Unidos y de la ONU para establecer un marco de cooperación forzosa entre República Dominicana y Haití. Desde 1996, distintos gobiernos han tenido que enfrentar estas presiones, aunque con ciertas resistencias a una integración que algunos sectores consideran forzada. Sin embargo, en el gobierno de Abinader, esta dinámica parece haber alcanzado un nivel de entrega que va más allá de lo que se había visto en administraciones anteriores.
La Constitución y la Soberanía Nacional
Uno de los puntos más controvertidos de esta gestión es la reforma constitucional impulsada bajo el liderazgo de Abinader, que, según críticas, parece tener como fin establecer mecanismos para facilitar la acogida de población haitiana en territorio dominicano.
A través del artículo relacionado con la trata de personas, se abre una puerta ambigua en la ley que puede interpretarse como una imposición para que República Dominicana asuma responsabilidades que no le corresponden en relación con la crisis haitiana. Al permitir una interpretación amplia de este artículo, el país se expone a constantes reclamos internacionales, colocándose en una posición de vulnerabilidad y, en muchos casos, subordinación frente a organismos como la ONU y los intereses de países con agendas estratégicas en el Caribe.
La Traición a la Soberanía Nacional
Desde su campaña, Abinader proyectaba un discurso nacionalista que despertó esperanzas en un electorado que buscaba un líder capaz de proteger y promover los intereses dominicanos. Sin embargo, en la práctica, sus políticas han mostrado un enfoque que algunos sectores consideran entreguista. No solo se ha evidenciado una postura de sumisión frente a la ONU y otros organismos, sino también una actitud de complacencia con los grandes capitales extranjeros y nacionales, permitiendo concesiones de recursos, como las costas y territorios estratégicos, que terminan beneficiando a sectores foráneos más que a los propios ciudadanos.
Este aparente cambio de postura –de candidato nacionalista a presidente internacionalista– deja entrever una estrategia que prioriza los intereses de una élite económica sobre el bienestar del pueblo dominicano. La falta de resistencia frente a estas presiones y su inclinación a favor de inversionistas extranjeros y políticas internacionales han generado una percepción de traición hacia los principios de soberanía y autodeterminación que se supone deben guiar la conducción de la nación.
Endeudamiento sin Realizaciones Tangibles
La gestión de Abinader se caracteriza, además, por un acelerado endeudamiento que coloca a República Dominicana en una posición económica crítica. En lugar de canalizar estos recursos en obras de infraestructura o programas sociales visibles y de impacto para la población, el país ha visto pocas realizaciones tangibles. Los ciudadanos no cuentan con pruebas claras de los beneficios que este endeudamiento masivo debería generar, y las inversiones parecen diluirse en proyectos que no tienen una repercusión positiva directa en el bienestar del país.
Una República en Riesgo
Las políticas de Abinader, tanto en el ámbito de la soberanía como en el económico, han llevado a la República Dominicana a una encrucijada. Se enfrenta ahora a una amenaza de integración forzada que pone en riesgo su identidad y control territorial, mientras que la creciente deuda impone una carga que amenaza con socavar el futuro de las próximas generaciones.
No te olvides de crear tu perfil en HES Social para que puedas comentar cualquier noticia, subir tus denuncias y compartir tus opiniones con la comunidad.
Si te parece interesante este articulo, difúndelo con tus amigos.
Te dejamos nuestros más reciente análisis: Análisis Político: Melvin Sena y Aneudys Santo Debaten con Héctor Guzmán sobre Reforma Fiscal…