En un giro inesperado, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, ha anunciado con gran pompa la obra «Toma de Posesión» que se presentará en la sala principal del Teatro Nacional. Actuada y dirigida por el propio Abinader, y con la participación especial de Raquel Peña, este evento promete ser un despliegue de talento y espectáculo, con invitados especiales y una pasarela de actores y simuladores de alto nivel.

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¿Un Acto Solemne o un Circo?

Este anuncio ha sido recibido con escepticismo y críticas, ya que muchos ven este acto como un espectáculo circense más que como una ceremonia solemne que representa la soberanía dominicana.

La propuesta de realizar la toma de posesión en el Teatro Nacional y no en la sede del Congreso, como manda la tradición y la Constitución de la República Dominicana, en su artículo 127, ha levantado serias preocupaciones sobre el respeto a las instituciones y las tradiciones nacionales.

Artículo 127:
«La toma de posesión del Presidente de la República se efectuará en el Congreso Nacional, el 16 de agosto del año en que termina el período constitucional del Presidente saliente. La ceremonia será pública y solemnemente organizada por el Congreso Nacional.»

Este artículo define el procedimiento y lugar para la toma de posesión del Presidente, subrayando que debe realizarse en el Congreso Nacional y no en otro lugar, para mantener la solemnidad y el respeto a la tradición institucional del país.

Pan y Circo

El presidente ha justificado esta decisión asegurando que romperá récords de audiencia, comparándolo con los premios Casandra. Sin embargo, muchos opinan que esta es una muestra más del «pan y circo» que se ofrece al pueblo, desviando la atención de temas cruciales como la deuda histórica que supera los 38 mil millones de dólares en préstamos. Una deuda que sigue creciendo y para la cual no se ven claras inversiones ni obras que justifiquen ese dinero.

La Necesidad de Proteger las Tradiciones

Realizar la toma de posesión fuera de la sede del Congreso, como ha sido siempre, excepto en situaciones extraordinarias como las de Bosch y Caamaño, deja la puerta abierta a futuras excentricidades. ¿Qué impide que un futuro presidente decida hacer la toma de posesión en el malecón, con dembow y toda la parafernalia de una fiesta de Telemicro? Este acto desvirtúa el hecho histórico dominicano de celebrar la toma de posesión el 16 de agosto en la sede del primer poder del Estado, conmemorando la guerra de la restauración.

Un Llamado a la Reflexión

Las tradiciones dominicanas deben ser protegidas y cuidadas. Este acto «solemne», más que un espectáculo, representa la soberanía y la institucionalidad de la República Dominicana. Hacerlo en el Congreso no es una cuestión de comodidad o de moda, sino de respeto a las normas y a la historia del país.

Es momento de reflexionar sobre las decisiones que se toman y sus implicaciones para el futuro de la nación. En lugar de espectáculos y shows, el gobierno debería enfocarse en soluciones reales para los problemas que enfrenta el país, empezando por una gestión transparente y responsable de la deuda pública.

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