Celso Marranzini, exadministrador de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), ha generado polémica recientemente al tildar a la población de «malas pagas» y culpar a los usuarios por los problemas en el sector eléctrico. Sin embargo, hay un notable contraste en su historial personal que pone en duda la moralidad de sus declaraciones.
Presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, enfrenta señalamientos por la deuda de 154 millones de pesos que su empresa Multiquímica Dominicana tenía con la CDEEE en 2010. Aunque gestionaba la corporación y poseía una subestación eléctrica que generaba ingresos de más de 100 millones de pesos anuales, no presentó pruebas del pago de dicha deuda.
Además, Marranzini critica a los usuarios del sector eléctrico mientras su propia empresa estaba en mora. Es necesario que aclare si la deuda fue saldada y muestre los registros correspondientes.
Durante su gestión al frente de la CDE, entre 2009 y 2012, Celso Marranzini, tenía una deuda significativa de 154 millones de pesos con su empresa privada, Multiquímica, lo que ha generado indignación entre los críticos.
Pero ahora, Celso Marranzini, quien anteriormente tenía una deuda de 154 millones de pesos en electricidad con su empresa Multiquímica, critica la situación de 800,000 usuarios que no pagan el servicio eléctrico en el país, acusándolos de robo de energía.
Esta postura refleja una clara doble moral, ya que él mismo fue parte del problema al beneficiarse del sistema sin pagar, mientras ahora señala las deficiencias del sector eléctrico y la falta de facturación adecuada por parte de las distribuidoras.
A esto se suma el hecho de que, siendo administrador de la CDE, Celso Marranzini, construyó una subestación eléctrica para generar y vender energía al Estado, y no pagaba por el servicio eléctrico que consumía.
Este comportamiento contradice directamente su postura actual, donde responsabiliza a la población por los males del sistema eléctrico, ignorando su propio historial de mal manejo y falta de pago. La hipocresía es evidente cuando alguien que participó en el mismo sistema que critica, y que se benefició de él, ahora pretende culpar a los ciudadanos.
Este caso también plantea preguntas sobre la falta de integridad en las figuras públicas y la responsabilidad del actual gobierno de Luis Abinader, que parece ignorar estas contradicciones en personas como Marranzini.
Si el gobierno desea promover una reforma auténtica en el sector eléctrico, es crucial que se examine con detenimiento no solo las acciones de los usuarios, sino también las de quienes han ocupado cargos clave en la administración del sistema.
En un país donde los ciudadanos enfrentan tarifas eléctricas altas y un servicio deficiente, es inconcebible que una figura con un historial tan cuestionable venga a dar lecciones de moralidad. Los problemas del sector eléctrico son el resultado de décadas de corrupción, malas decisiones y un sistema que ha beneficiado a unos pocos mientras el resto del país lucha por un servicio esencial.
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