En un giro que recuerda eventos del pasado, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, ha realizado una llamada al presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, en un contexto político y electoral crítico. Esta comunicación, aunque supuestamente se centró en la seguridad de los ciudadanos estadounidenses debido a la situación en Haití, también supuestamente hizo hincapié en la necesidad de asegurar elecciones transparentes en la región.

La llamada de Blinken trae a la memoria el precedente de una situación similar en 2019, cuando el entonces Secretario de Estado, Mike Pompeo, llamó al expresidente Danilo Medina antes de las elecciones.

La conversación entre Blinken y Abinader se produce apenas un día después de la declaración de culpabilidad de Miguel Gutiérrez y coincide con la llegada al país de múltiples solicitudes de extradición tramitadas por el Departamento de Estado de Estados Unidos a las autoridades de la República Dominicana.

Este conjunto de acontecimientos ha desencadenado especulaciones sobre la posible presiones de Estados Unidos en las acciones que tomará el gobierno dominicano en el futuro inmediato.

La presión ejercida por Estados Unidos sobre el gobierno dominicano se intensifica aún más con las declaraciones del Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, quien afirmó que los haitianos que lleguen por mar a suelo estadounidense serán devueltos. Además, el Gobierno de Joe Biden no está considerando, por el momento, una ampliación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para los haitianos en el país.

Estas acciones y declaraciones de funcionarios estadounidenses plantean interrogantes sobre la postura del gobierno dominicano frente a la crisis migratoria en la región y su relación con Estados Unidos.

La situación en Haití sigue siendo un factor determinante en la geopolítica del área, y la influencia de Estados Unidos en la política migratoria y los asuntos internos de la República Dominicana vecinos es innegable.

En este contexto, la República Dominicana se encuentra ante el desafío de mantener una postura firme en defensa de sus intereses nacionales y en garantía de la transparencia y la estabilidad democrática en el país, pero a los políticos dominicanos le falta el materia colgante para tener posturas firmes encontra de estas presiones.

La gestión de la crisis migratoria, la relación con Estados Unidos y la preparación para las elecciones futuras son elementos cruciales para el futuro político y diplomático de la República Dominicana.

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