Hoy no escribo como periodista, ni como comunicador, ni como político. Hoy escribo como amigo. Un amigo que perdió a otro, uno de esos amigos que se vuelven hermanos, mentores y compañeros en la lucha. Hoy mi corazón está desgarrado por la partida de Abel Matos, un ser humano que dedicó su vida a construir un sueño, que entregó sus fuerzas y su esperanza a un PRM que, al final, le dio la espalda.
Abel Matosl no fue solo un regidor del PRM. Fue un luchador, un hombre comprometido con su partido y su gente.
Desde el principio, puso cada fibra de su ser para construir algo que valiera la pena, que trascendiera su propia vida. Y fue él quien, en esos momentos duros, en las interminables campañas, creyó firmemente que este proyecto político algún día devolvería a su gente, a esa base trabajadora, el lugar que merecen.
Pero Abel fue traicionado. Como él, son muchos los que hoy se sienten desplazados, ignorados y frustrados. Tras largas jornadas y sacrificios, han visto cómo la esencia de su lucha fue tomada y utilizada por manos ajenas, por una élite que poco o nada entiende del esfuerzo que supone caminar las calles, tocar puertas, hablar con el corazón para ganar un voto. Esta élite llegó, aprovechó la entrega de gente como Abel, y luego les dio la espalda sin remordimientos, dejándolos abandonados con su dolor y desilusión.
Lo que sucedió con Abel no es un hecho aislado. No es una historia que debamos dejar pasar y olvidar. Es una señal clara de que algo anda mal en un proyecto que en su raíz debía dar voz y lugar a cada uno de sus integrantes. ¿Cuántos más, como Abel, estarán en este momento atravesando la misma angustia y soledad? ¿Cuántos, que se han sentido traicionados y desplazados, contemplan hoy el mismo desenlace?
Lo peor de todo es que a esa cúpula del PRM no le importan hechos de esta naturaleza. Son víboras, bestias salvajes que actúan por instinto, dispuestas a devorar todo a su paso sin importar las consecuencias ni a quiénes dejan en el camino. Ahora llenarán las redes sociales de lamentos y acudirán al velatorio para expresar sentimientos de hipocresía y buscar cámaras.
Abel Matos luchó por un ideal, creyó en promesas que, hoy sabemos, fueron vacías. Lo engañaron, le dieron falsas esperanzas y, al final, lo dejaron solo. Su partida no es solo una tragedia personal, es el reflejo de un PRM, que no escucha, que no cuida, que solo utiliza a sus bases como una herramienta para llegar al poder y luego desecharlas sin importarles sus sacrificios.
Hoy me pregunto, ¿qué sentido tiene construir un proyecto donde los que luchan y se sacrifican son solo piezas desechables? A ti, Abel, te recordaremos por tu entrega, por tu esfuerzo y por esa fe inquebrantable que te hizo seguir adelante, incluso cuando el cansancio y la frustración pesaban en tus hombros. No fue tu culpa. Jamás debiste cargar con esa culpa. Luchaste por algo que considerabas justo, y esa lucha es tu legado.
¿Qué maldito orgullo puede sentir una persona por pertenecer a un partido que no reconoce ni retribuye el esfuerzo de su propia gente?
Descansa en paz, amigo.
Por: Melvin Sena (Director ejecutivo de hackeandoelsistema.net y Hessocial.com)
PS.: NO LE VOY A COGER CORTE A NADIE QUE ME LLAME A QUE LE BAJE AUNQUE SEA UN POCO.
No te olvides de crear tu perfil en HES Social para que puedas comentar cualquier noticia, subir tus denuncias y compartir tus opiniones con la comunidad.

Si te parece interesante este articulo, difúndelo con tus amigos.
Te dejamos nuestros más reciente análisis: ¿Raquel Peña: ¿La ficha secreta que podría destruir al PRM desde dentro?
Aunque con la lucha lesione intereses de amigos.
Mi lucha no suele ser personal. Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando?
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en la república dominicana y en todo el mundo? Porque somos una organización de opinión política que compartimos noticias de manera independiente y libr