Por : Melvin Sena
El que tuvo la dicha de leer esta obra literaria comprenderá perfectamente la forma de gobernar del presidente Luis Abinader.
Si muy bien Luis no llegó a la presidencia de la República en las mejores condiciones; y que muchos de los planes que este tenía y que eran viables en condiciones normales, pero ya todos sabemos que el juego cambió, primero por la pandemia y luego por toda la corrupción que por los pasados 16 años tuvimos con los estudiantes de Juan Bosch, que no solo colectaron fortunas que no se pueden justificar y que también socavaron los valores morales de la sociedad Dominicana.
Hoy vemos un Presidente que en campaña su principal lema fue el “cambio“y le inyecto esa frase a la sociedad y la sociedad la hizo suya.
Tan bien es notable, que aún no se le han dado respuestas a las bases que ayudaron a que Luis y el PRM sean gobierno, y que tengan el merecido espacio en el gobierno, debemos entender que las condiciones económicas para cancelar a los empleados públicos y darle sus prestaciones que muchas son merecidas y otras tantas no, siempre se deben respetar las leyes y los derechos adquiridos.
De las 48 leyes del poder de Robert Greene, existe una de estas leyes en especial, que explica todo el plan de Luis Abinader la ley #45 que dice:
“PREDICAR la NECESIDAD de CAMBIO, pero NUNCA REFORMAR DEMASIADO de una SOLA VEZ.”
Todo el mundo comprende la necesidad de cambio en abstracto, pero en el ámbito cotidiano las personas son criaturas de costumbre. Una excesiva innovación les resulta traumática, y conducirá a la revuelta.
Si se es nuevo en una posición de poder, o un forastero que intenta construir una base de poder, debe mostrar respeto hacia la antigua manera de hacer las cosas.
Si el cambio es necesario, debe hacerse sentir como una suave mejora del pasado. Y por eso vemos tantas políticas de cambio y movimiento de que para muchos no son comprensible, y es una estrategia que yo considero genial y por eso me atrevo a decir que las transformaciones que hará Luis Abinader serán grandiosas.
Solo el tiempo será el justo juez y pondrá todo en su justa dimensión.