En Santo Domingo Este (SDE), el panorama periodístico está marcado por la falta de compromiso con la ética y la transparencia. Hackeandoelsistema.net se erige como una excepción constante, manteniendo un ejercicio profesional que prioriza la verdad y la objetividad, mientras que otros apenas cumplen con estos principios de forma esporádica o los ignoran por completo.
En tiempos donde la maleza del sensacionalismo crece descontrolada en el campo del periodismo, es urgente levantar la voz y reflexionar sobre el rumbo de nuestra profesión. ¿Qué nos está pasando, colegas? En lugar de abonar el terreno fértil de la verdad, algunos han optado por sembrar asco y ruido. Lo que debería ser un espacio para informar con integridad, se ha transformado en un espectáculo donde los valores éticos quedan enterrados en un entierro farandulero, impropio de nuestra misión.
Es preocupante cómo algunos prefieren el doble y triple discurso antes que enfrentar la realidad con valentía. Sean convertido en sepultureros de la verdad, pero olvidamos que quienes cavamos este agujero, tarde o temprano, terminaremos cayendo en él. En Hackeandoelsistema.net entendemos que periodismo no es un juego de popularidad ni una competencia de qué tan rápido se puede viralizar un titular. Es un compromiso con la sociedad, una responsabilidad moral que no se puede tomar a la ligera.
Hay quienes atacan, critican y juzgan desde la comodidad de su pódium, pero no pueden negar que el miedo a perder su audiencia los ha llevado a renunciar a los principios. Dicen ser buenos periodistas y comunicadores, pero en realidad se mienten a sí mismos. Han olvidado que la ética no es negociable, que el impacto de una verdad bien contada supera cualquier tendencia pasajera. Señores, no se trata de pelear con sombras ni de ganar una competencia imaginaria. Se trata de construir, de enfrentar errores, de aprender y de volver a empezar si es necesario, pero siempre desde la verdad.
La farándula tiene su lugar, pero ese lugar no es el periodismo. No podemos seguir entreteniendo a las masas mientras temas cruciales quedan relegados. La corrupción, la injusticia, la pobreza… son realidades que necesitan de nuestra voz, de nuestro esfuerzo por desnudar las mentiras y mostrar la verdad, aunque incomode. Es en ese campo de batalla donde se define el verdadero periodista. Es ahí donde se mide nuestra valentía y nuestro compromiso.
Hackeandoelsistema.net también he cometido errores. He caído y me he levantado, consciente de que cada equivocación es una oportunidad para mejorar, para reafirmar nuestro compromiso con la profesión y con la sociedad. Pero lo que no he hecho, y nunca haremos, es vender nuestra ética por un instante de popularidad. Preferimos ser fiel a los principios que ser esclavo de las tendencias. Porque al final, lo que nos define no es la cantidad de clics que recibimos, sino la profundidad del impacto que dejamos.
Colegas, este es un llamado a la reflexión. El periodismo es una herramienta poderosa, capaz de cambiar el curso de la historia, pero también puede ser un arma de destrucción si se utiliza sin responsabilidad. ¿Queremos ser recordados como quienes informaron con verdad y justicia o como simples actores en un teatro de apariencias? La decisión está en nuestras manos.
Hagamos un ejercicio ético y moralmente acto. Levantemos la bandera de la verdad y honremos el privilegio que tenemos de informar. Porque el verdadero periodista no se rinde ante las circunstancias; las supera, las trasciende y las utiliza como peldaño para llegar más alto. Recordemos que nuestra pluma tiene el poder de construir o destruir, y en nuestras manos está el futuro de esta noble profesión.
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