Por Arturo Pérez Matos.
El pasado lunes el presidente de la república Luis Abinader le habló al país, entre los tantos temas que trato el que más me llamó la atención fue el de la suspensión de los programas de ayuda a los empleados privados Fase 1 y Fase 2, de acuerdo a lo expuesto por el mandatario a partir de este mes de enero de 780 mil personas que se beneficiaban de estos programas sólo 65 mil seguirán cobrando, tomando como parámetro que la situación económica de las empresas que se inscribieron a este incentivo.
Gubernamental ya se ha normalizado, al parecer los números que le están suministrando tienen una gran simetría con los números que decía Danilo Medina del supuesto crecimiento económico que experimentaba el país en su gobierno, el cual el pueblo no percibía, ya que la realidad que vivimos está muy distanciada de lo dicho por ellos.
Yo creo ciegamente en la bondad y buenas intenciones de nuestro gobernante, el cual se ha ganado con su don de gente el cariño y la confianza de su pueblo, pero al parecer no le están diciendo la verdad o lo están engañando, una de dos, todos sabemos que la realidad es muy diferente y que el sector empresarial y comercial está prácticamente quebrado.
El mercado laboral formal dominicano continúa en este 2021 sumido en una gran crisis producto de la pandemia del coronavirus que obligó a suspender a miles de trabajadores y a cancelar otros miles.
Al cierre de marzo en la TSS cotizaban 2.250.140 trabajadores, la pérdida de cotizaciones al mes de diciembre se estima en más de 600 mil trabajadores. En marzo habían en el país 93,320 empleadores formales cotizando a la TSS y más 5000 mil han quebrado definitivamente y han cerrado sus operaciones, esta es nuestra real realidad valga la redundancia basándose en los registros de la Tesorería de la Seguridad Social.
La pandemia a traído como consecuencia desempleo, quiebra de pequeñas, medianas empresas y un cao en la economía informal, muchos lo han perdido todo literalmente, propiedades, vehículos, el trabajo de toda una vida se ha ido al carajo en 10 meses, en un buen dominicano se lo ha «llevado el mismo Diablo».
Las cargas económicas fijas, las cargas impositivas, los intereses bancarios que no se paran han arropado a los empleadores hasta este punto.
Las pequeñas empresas con menos hora de producción y de trabajo deben seguir cubriendo todas sus obligaciones no obstante la pandemia, agua, luz altísima, teléfono, alquiler, intereses bancarios y moras con una producción precaria que no da para cubrir de manera efectiva los compromisos económicos y encima de todo esto la ayuda que reciben del gobierno central con los programas fases 1 y 2 también lo eliminan es para que los suicidios sean la próxima pandemia.
Miles de empleados quedarán sin seguros de salud y el gobierno por lo menos debe socorrerlo con algún programa para asegurarle por lo menos una atención digna en caso de enfermedad, muchos más quedaran fuera del sistema y el problema se seguirá agravando.
Abra los ojos presidente porque como se lo están contando el pueblo no lo está asimilando