El 2025 inició con la expectativa de que Luis Abinader, en su segundo mandato, finalmente recompensaría al ala política del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Sin embargo, ya han transcurrido 14 días de enero, y lo único que se escucha son rumores, especulaciones y promesas vacías. Los «movimientos inminentes» que supuestamente se darían a principios de este mes han quedado en nada, y quienes sostienen la base electoral del partido empiezan a perder la paciencia.
En Hackeandoelsistema.net, donde tenemos contactos dentro de todos los partidos, especialmente en el PRM, hemos escuchado a más de uno decir con firmeza: «En enero voy para el gobierno«. Ahora, con medio mes transcurrido y sin señales de cambios importantes, esas mismas voces resuenan con frustración y desencanto y el presidente Abinader solo dice en privado que el PRM, lo quiere todo (supuestamente)
Un patrón de incumplimientos
Abinader ya ha mostrado un patrón preocupante de no cumplir compromisos. Promete, insinúa, pero a la hora de la verdad, su acción es mínima. Cambia de postura de manera abrupta, sin dar razones claras, dejando a muchos en el limbo político. Esta dinámica de “cubos de agua fría” al ala política no es nueva. Lo que sorprende es que los afectados sigan esperando y no hayan tomado una postura más contundente para exigir lo que les corresponde.
Los seguidores del PRM, quienes se enfrentaron a las calles, tocaron puertas y se sacrificaron para llevar al partido al poder, sienten que su lealtad ha sido recompensada con indiferencia. La paciencia tiene límites, y la base política del PRM está alcanzando el suyo.
¿Rebelión o resignación?
Es alarmante que el ala política, con todo su peso e influencia, no se haya organizado para forzar al gobierno a reconocer su importancia. El PRM no estaría en el poder sin el trabajo arduo de su base, y el presidente no debería subestimar el poder que estos grupos tienen para paralizar su gobierno si deciden actuar de forma contundente.
La historia ha demostrado que los líderes que ignoran a su base terminan enfrentando consecuencias serias. Abinader debería recordar que ningún gobierno se sostiene únicamente con tecnócratas y figuras externas. La política se construye con lealtades, y las lealtades necesitan ser cultivadas, no despreciadas.
El futuro del PRM
El tiempo para rectificar se está agotando. Si Abinader sigue ignorando las demandas de su base política, corre el riesgo de fracturar su partido y debilitar su liderazgo. La única pregunta que queda es: ¿seguirá el ala política esperando pasivamente, o tomará el control de su destino y le hará sentir al presidente el verdadero poder de quienes lo llevaron al Palacio Nacional?
Luis Abinader, el tiempo avanza. El silencio ya no es una opción para el ala política del PRM.
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