Parece que cada cuatro años se repite la misma historia: un grupo de oportunistas aparece vendiendo sueños, juramentando personas con promesas de oportunidades y cambios, solo para luego desaparecer como si nunca hubieran existido. Esta vez, el nombre que resuena en la indignación popular es Santiago Hazim, quien, según la imagen que circula en redes sociales, puso de relajo a miles de personas bajo la bandera del “Sector Externo Ola” de Luis Abinader, solo para dejarlas en el abandono una vez conseguido el objetivo político.
El Engaño Masivo de los «Sectores Externos Ola» y Santiago Hazim
La estrategia es clara y repetitiva: agrupar gente, juramentarlas con discursos emotivos, prometerles apoyo, empleos y participación en el gobierno, y luego desaparecer en la sombra del poder. No es la primera vez que pasa, ni será la última si la gente sigue cayendo en la misma trampa.
¿Cuántas veces más se van a dejar usar como simples números para llenar actos políticos? ¿Cuántas veces más van a permitir que los políticos jueguen con su esperanza solo para después ignorarlos?
Es hora de aprender la lección: el que venga de nuevo con el cuento del «Sector Externo», el que vuelva con el discurso reciclado de la “Ola” que arrastra y cambia todo, merece una respuesta clara y directa de la gente. ¡Nada de aplausos, nada de atención, nada de respeto! A cada promesero de pacotilla que llegue con ese cuento, hay que recibirlo con una cubeta de pipí, para que sienta en carne propia lo que es ser engañado y burlado!
Santiago Hazim y todos los que integraron el Sector Externo Ola son unos charlatanes que jugaron con el trabajo de mucha gente. Una vez Abinader llegó al gobierno, le entregaron el movimiento a SENASA y dejaron de atender las llamadas de todos los que se juramentaron en ese grupo. Ignoraron mensajes y, quienes se atrevieron a buscar una cita con ellos, solo fueron dejados esperando.
Basta de Ser la Carne de Cañón de los Políticos
El problema no es solo de los que engañan, sino también de los que se dejan engañar una y otra vez. La política no es una tómbola donde te inscribes y esperas que te toque un premio. No basta con aparecer en fotos de juramentaciones ni con llenar auditorios gritando consignas vacías. La única lealtad que se debe tener es hacia el pueblo y hacia los principios, no a figuras que solo buscan votos y luego desaparecen.
Quien aún crea en cuentos de hadas políticos, que lo haga bajo su propio riesgo. Pero la próxima vez que vengan con la misma bulla de siempre, que se preparen para una bienvenida inolvidable. ¡La paciencia del pueblo se agotó!
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