El reciente cruce entre el presidente Luis Abinader y el expresidente Leonel Fernández no fue un simple choque de discursos: fue una jugada que podría marcar la dinámica política en los próximos años. Lo interesante es que el primer golpe lo dio Abinader. Luis Abinader y la estrategia de inflar a Leonel Fernández: ¿Jugada política o error de cálculo?
El presidente Luis Abinader está dándole a Leonel Fernández una relevancia mediática estratégica, pero en el fondo, lo que se está montando es un circo político. Al escoger a Leonel como el principal adversario de cara a las elecciones, el oficialismo parece estar apostando a dividir y debilitar a la oposición.
Sin embargo, esta estrategia tiene una lectura más profunda: impedir que la oposición se unifique en torno a una figura con mayor potencial de crecimiento electoral, como Omar Fernández o Juan Ariel Jiménez.
El techo de Leonel y la fragmentación opositora
Leonel Fernández es un político experimentado, pero su techo electoral es bajo. Encuestas recientes reflejan que cuenta con una tasa de rechazo del 37%, lo que lo convierte en un candidato con grandes dificultades para captar nuevos votantes. La razón es simple: su imagen está fuertemente atada a los gobiernos del pasado y a una percepción de agotamiento político.
El gran dilema de la oposición dominicana es la fragmentación entre la Fuerza del Pueblo y el PLD. Es un secreto a voces que Danilo Medina jamás permitiría que el PLD apoye a Leonel Fernández, debido a la ruptura política y personal que marcó la salida de Fernández del partido morado.
Pero, ¿qué pasaría si la oposición apostara por una candidatura emergente? Al afirmar que «un solo kilómetro del monorriel de Santiago vale más que todo lo que hizo Leonel en esa ciudad», Abinader lanzó un ataque directo a la gestión pasada del exmandatario. Pero, ¿qué logró con esto?
Leonel aprovechó la oportunidad
En política, no siempre el que ataca primero gana. Leonel Fernández no solo refutó la afirmación, sino que lo hizo con una lista detallada de más de 50 obras que su gobierno construyó en Santiago.
Con este movimiento, Fernández logró:
- Desmentir a Abinader con datos concretos.
- Posicionarse como un presidente con un historial de ejecución en Santiago.
- Obligar al PRM a cambiar el discurso y buscar otra forma de defenderse.
Si Abinader no hubiese hecho la comparación inicial, Leoenel Fernández no habría tenido la oportunidad de exponer su historial de obras con tanta facilidad.
El crecimiento potencial de Omar Fernández y Juan Ariel Jiménez
Omar Fernández, con su estilo fresco y su discurso renovador, representa una figura con gran capacidad de crecimiento en el electorado joven y en sectores independientes. Su imagen no está desgastada por la vieja política y puede proyectarse como una alternativa viable al PRM.
Por otro lado, Juan Ariel Jiménez, con su perfil técnico y su experiencia en la gestión económica, podría aportar solidez y credibilidad a una fórmula presidencial opositora. Si la oposición lograra consolidar un binomio Omar Fernández – Juan Ariel Jiménez, su techo de crecimiento sería prácticamente ilimitado, ya que podrían captar el voto de los descontentos con el PRM, los tradicionales del PLD y los jóvenes que buscan una alternativa real.
La estrategia de Abinader y Leonel: política para un país con baja educación política
Lo que estamos viendo es una estrategia elemental de manipulación política. Tanto Abinader como Leonel han decidido protagonizar un duelo mediático que beneficia a ambos:
- Leonel se mantiene en el centro del debate y proyecta la imagen de ser el principal líder opositor, lo que podría ayudarlo a consolidar su base.
- Abinader lo prefiere como rival, porque sabe que con su alto rechazo y su incapacidad para unir a la oposición, será un candidato más fácil de vencer en 2028.
Este tipo de estrategias funcionan en sociedades con baja educación política, donde el debate mediático superficial eclipsa los análisis de fondo. Es la política del espectáculo sobre la gestión, el show sobre las ideas.
¿Por qué Abinader cayó en este error?
Es posible que el PRM subestime el peso de Leonel Fernández en el electorado y crea que lo mejor es enfrentarlo directamente. Sin embargo, hay una regla básica en política: no hagas grande a tu oponente si no es necesario. Cada vez que Abinader confronta a Leonel, lo eleva como su principal rival y lo ayuda a mantenerse en la conversación pública. Fernández, en cambio, solo necesita responder con hechos, lo que lo hace ver más estratégico.
¿Qué debe hacer Abinader?
- Evitar caer en debates que revivan la popularidad de sus rivales.
- Enfocarse en su gestión y permitir que las obras hablen por sí solas.
- No menospreciar el legado de otros gobiernos, sino demostrar que el suyo puede superarlo.
El PRM y su apuesta arriesgada
Luis Abinader está apostando a mantener dividido al bloque opositor y posicionar a Leonel Fernández como su principal contrincante, evitando así el crecimiento de figuras jóvenes que podrían representar una amenaza real en el futuro.
La gran pregunta es si esta estrategia será efectiva a largo plazo. En política, inflar artificialmente a un rival puede ser un arma de doble filo. Si la oposición logra reorganizarse en torno a una candidatura con mayor capacidad de crecimiento, el PRM podría encontrarse con una sorpresa en el futuro.
En última instancia, lo que define una elección no es quién domina la conversación política hoy, sino quién logra convencer a los votantes de que representa un cambio real y viable.
Conclusión
Abinader, al iniciar este debate, le regaló a Leonel Fernández una oportunidad de oro para reivindicarse. Si el PRM no corrige esta estrategia, seguirá dándole protagonismo a un rival que busca reposicionarse para el 2028.
En política, no siempre el que ataca gana. A veces, la mejor jugada es dejar que los resultados hablen por sí solos.
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